Conflicto de intereses en Europa

Publicado: noviembre 24, 2011 de cristinamartinez1993 en Internacional

Por Beatriz Aparicio Vinacua

 

   El concepto de Europa tal y como lo conocemos hasta ahora, podría verse amenazado por la propuesta de un modelo que defiende una Europa a dos velocidades.

   La crisis económica de estos últimos años ha creado grandes diferencias entre los países europeos, pero también ha servido para afianzar la relación entre otros. Alemania y Francia son un ejemplo de este último caso.

   La solidez de la economía alemana junto con las influencias del país para calificar la deuda soberana del resto de países, han provocado que Sarkozy estreche sus relaciones con la canciller alemana Angela Merkel. El presidente francés, pendiente de las elecciones que se celebrarán en su país el próximo año, hace lo posible por mantener a flote su economía y realizar las reformas convenientes para conservar junto con Alemania la influencia y el poder económico dentro de Europa.

   Las últimas situaciones de crisis de Italia y Grecia, país que la arrastra con mayor gravedad y que fue noticia hace apenas una semana por el referéndum propuesto por su ya ex primer ministro Yorgos Papandreou, han reforzado la propuesta de crear una Europa dividida para que los países con mayores dificultades no arrastren a los demás a su situación.

   Francia y Alemania son los mayores defensores de esta propuesta. Sugieren la existencia de una Europa dividida en un núcleo más estable y duro en el que entren países con una gran disciplina fiscal, y otra formada por los países más débiles económicamente que conformarían una Europa de segunda fila.

   Países como España, defienden el progreso de Europa como un núcleo unido, sin fisuras, que no deje a ningún país atrás.

   El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ha criticado la propuesta tras ver cómo la Comisión iba perdiendo fuerza ante la nueva alianza franco-alemana. Según Barroso, este cambio estructural supondría un retroceso a todo lo logrado en unión y no funcionaría correctamente. Provocaría un gran desequilibrio de poder y no funcionaría a largo plazo. También Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, apoya las ideas de Barroso, declarando que se deben defender los intereses de todos los Estados miembros.

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