Por Laura Ortún
El pasado sábado 19 de noviembre la sala Oasis retrocedió unos años en el tiempo para recibir de nuevo en un escenario a “The Beatles”. Según la revista británica Sojo, Abbey Road es el mejor grupo clónico de The Beatles en todo el estado español y el quinto en el mundo, interpretando en directo las mejores canciones del grupo.
A las 9 de la noche, me encontraba en la fila, esperando entrar al concierto. La plaza se llenaba de gente y se colocaban unos detrás de otros con destellos de añoranza en los ojos, y los más jóvenes con entusiasmo y expectantes por ver que les deparaba la noche.
Fuimos entrando en la sala y, tras dejar mis posesiones en el guardarropa, fui a la barra a comprar algo de beber. Me sorprendió ver fuentes enteras de bolsas de patatas. Ilusa de mi, creía que las regalaban pero, pronto comprobé que por una caña me cobraron 3,50 euros, eso sí, te daban una de las bolsas de patatas, después de pagadas, regaladas.
El grupo se hizo de rogar un tiempo prudencial y, cuando aparecieron en el escenario, muy bien caracterizados, la sala se llenó de un halo de ilusión y todos los allí presentes se giraron al unísono para mirar al escenario.
Los primeros acordes de “Twist and shout” empezaron a sonar, los corazones empezaron a latir al compás de la música y todos los presentes comenzaron a bailar. Poco a poco, los grandes éxitos de The Beatles volvían a sonar sobre un escenario a la vez que recuerdos y emociones difíciles de expresar con sentimientos.
Durante su concierto, no solo interpretaron grandes éxitos de The Beatles, si no que mientras tanto iban recordando la peculiar historia de este conocido grupo inglés, lo que hacía el espectáculo más ameno y entretenido, a la vez de enseñarnos sus problemas y
enfados.
En resumen fue una gran noche llena de música, espectáculo, recuerdos y un sentimiento compartido por muchos deseando que The Beatles nunca muera.